Actualmente podemos ver a reconocidas directoras con importantes creaciones como Greta Gerwig, Niki Caro, Marielle Heller, entre otras. Sin embargo, las mujeres no siempre han tenido espacio en la industria del cine y mucho menos han sido reconocidas como lo son ahora. Tal fue el caso de Alice Guy, quien sería la primera mujer directora de cine.

Alice nació en una población de Francia en 1873, fue la más pequeña de cuatro hermanos. Desde niña estuvo viajando entre Suiza, Francia y Chile, así que tuvo que cambiar constantemente de internados. Años después su padre falleció, por lo que su mamá tuvo que buscar trabajo para sacar adelante a ella y a sus hermanos.

Alice estudió lo que en ese momento era la carrera perfecta para las mujeres: mecanografía y taquimecanografía. Gracias a esto, después Alice entraría a trabajar como secretaria en Comptoir Général de la Photographie, una fábrica de cámaras y suministros fotográficos. Aquí es donde encontró su amor por las imágenes y amor por contar historias.

Después de un año, Alice entró a trabajar a la empresa de León Gaumont un importante pionero en la industria del cine, empresa que se dedicaba solo a la fabricación de equipos para fotografía. Gracias a una demostración a la que fueron invitados Alice y Gaumont por los hermanos Lumiere, es que Alice convenció a Gaumont a darle un giro a la empresa para la creación de películas.

Para 1896 Alice ya había hecho su primera película llamada La Fee aux Choux, que fue una adaptación de un cuento europeo muy popular de la época. Para 1907 Alice ya había dirigido más de 100 fonoesferas, películas rodadas para el cronógrafo que era un aparato que sincronizaba imagen y sonido grabados. Era claro que Alice tenía una pasión por la creación de películas, sin embargo, ser mujer no le permitió ser reconocida en la época, pues muchas de sus películas se perdieron y solo se sabe de su existencia por periódicos y cartas.

En 1907 Alice se casó con un operador de cámara llamado Herbert Blaché, se mudaron a Estados Unidos donde Alice decidió dejar su trabajo para dedicarse a las tareas del hogar y a cuidar a su hija. Ella sabía que tenía potencial y las ganas para continuar con su carrera, así que convenció a sus esposo de montar su propia productora.

La nueva productora tuvo mucho éxito, sin embargo, la pareja se divorció años después lo que hizo que Alice regresara a Francia. El divorcio cambió su vida, pues después de esto dejó de hacer películas y su nombre fue olvidado en la industria.

A pesar de que investigadores de la industria después reconocieran a Alice como la pionera de los efectos especiales en su época, y después de haber rodado más de 1,000 películas, muchos de sus proyectos se perdieron y otros fueron robados por sus ex colegas e incluso por su ex esposo, quienes se otorgaron el mérito de sus creaciones.

Se sabe que en la historia muchas mujeres creadoras de grandes cosas vivieron en el anonimato, pues por las ideas que se tenían antes, no podían gozar de sus logros y sus esfuerzos eran robados.